¿Alguna vez te has despertado en mitad de la noche con calambres repentinos en la pierna, sin entender por qué? Estas sensaciones sorprendentes, a menudo muy desagradables, afectan a mucha más gente de la que crees. Sin embargo, pocos conocen sus verdaderos desencadenantes. Detrás de estos calambres nocturnos a veces se esconden hábitos cotidianos sencillos y fáciles de adaptar. ¿Pero cuáles? ¿Y cómo puedes volver a tener noches más tranquilas?
Causas a menudo relacionadas con el estilo de vida
Si bien no existe una única causa, varios factores se repiten con frecuencia. Una hidratación insuficiente a lo largo del día puede afectar la comodidad muscular. Por el contrario, un esfuerzo excesivo (una caminata larga, un entrenamiento improvisado o un día particularmente activo) puede cansar las piernas más de lo que se cree.
Algunos también notan que permanecer en la misma posición durante períodos prolongados, con las piernas cruzadas o flexionadas, contribuye a esta tensión. El cuerpo agradece el movimiento regular: cuando lo descuidamos, puede recordárnoslo de forma… muscular.