Residuos carbonizados: El veneno invisible en tu plato.
¿Has cocinado alguna vez una lasaña o un filete a fuego alto hasta que se dore demasiado? Advertencia: Cocinar a altas temperaturas (a la parrilla, al horno, frito) puede generar compuestos cancerígenos como aminas heterocíclicas (AHC) e hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP).
Estas sustancias se forman cuando las proteínas animales se exponen a temperaturas muy altas y se han relacionado con el cáncer de colon, páncreas y próstata.
La reacción adecuada: evitar los alimentos demasiado cocinados a la parrilla o quemados. Optar por métodos de cocción suaves (al vapor, estofado) y retirar las partes quemadas antes de consumir.
Fruta mohosa: pequeñas manchas que esconden grandes peligros

¿Quién no ha cortado alguna vez una parte dañada de una manzana solo para comerse el resto? Desafortunadamente, cuando el moho se hace visible, las micotoxinas como las aflatoxinas ya se han extendido por toda la fruta.
Estas sustancias son cancerígenas y persisten incluso tras una cocción prolongada. Una manzana infectada puede contagiar a varias más en la cesta.
Qué hacer: Ante el menor indicio de moho, deseche la fruta entera. Más vale prevenir que curar.
¿Cómo podemos reducir el riesgo a diario?
No se trata de prohibir todos los alimentos dudosos, sino de tomar decisiones informadas. La prevención se basa principalmente en el equilibrio, la variedad y unos pocos hábitos saludables.

Limita el consumo de carnes procesadas y elige comida casera.
Opta por carnes artesanales sin nitritos o productos etiquetados como “sin sal de nitrito añadida”.