8 señales de advertencia de niveles bajos de oxígeno en sangre y cómo mejorarlos
Además de las mejoras en la dieta, ciertos cambios en el estilo de vida pueden aumentar significativamente la ingesta de oxígeno. Pasar más tiempo al aire libre, especialmente en entornos verdes o de gran altitud, estimula una respiración más profunda y mejora la saturación de oxígeno. La actividad física diaria, incluso el ejercicio ligero como caminar o el yoga, fortalece los músculos respiratorios y mejora la capacidad pulmonar. Practicar técnicas de respiración profunda, como la respiración diafragmática, la respiración en caja o la respiración alternada, puede calmar el sistema nervioso, reducir la respiración superficial inducida por el estrés y mejorar la ingesta de oxígeno.
Monitorear los niveles de oxígeno también puede ser un paso importante para mantener la salud, especialmente para quienes padecen afecciones médicas preexistentes. Un oxímetro de pulso, un pequeño dispositivo no invasivo que se sujeta al dedo, puede proporcionar lecturas en tiempo real de la saturación de oxígeno en sangre (SpO2). Si bien las lecturas normales oscilan entre el 95 % y el 100 %, cualquier lectura constante por debajo del 92 % debe tomarse en serio y consultarse médicamente de inmediato. La hipoxemia a menudo puede desarrollarse de forma asintomática, especialmente durante el sueño o en las primeras etapas de una enfermedad respiratoria, por lo que el monitoreo regular es una herramienta preventiva útil.
En definitiva, proteger los niveles de oxígeno en sangre no se trata solo de reaccionar a los síntomas, sino de cultivar hábitos que favorezcan la función respiratoria y cardiovascular a diario. Al priorizar los alimentos ricos en nutrientes, controlar el estrés, mantenerse activo y buscar atención médica oportuna, las personas pueden favorecer un suministro eficiente de oxígeno, reducir el riesgo de enfermedades crónicas y promover la energía, la concentración y la resiliencia en la vida diaria.