8 señales de advertencia de niveles bajos de oxígeno en sangre y cómo mejorarlos
Existen muchas causas subyacentes de la hipoxemia, algunas crónicas y otras más circunstanciales. Las enfermedades respiratorias crónicas, como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la neumonía, con frecuencia deterioran la función pulmonar y dificultan el intercambio de oxígeno entre los pulmones y el torrente sanguíneo. En estos casos, la absorción de oxígeno se reduce significativamente, lo que dificulta que el cuerpo mantenga una saturación de oxígeno saludable. Fumar es otro factor importante que contribuye: daña los delicados sacos de aire de los pulmones (alvéolos), compromete la función de los vasos sanguíneos y reduce la eficiencia con la que los glóbulos rojos transportan oxígeno. Las personas que fuman regularmente tienen más probabilidades de sufrir niveles bajos de oxígeno persistentes.La apnea del sueño es otra afección estrechamente relacionada con la hipoxemia. Consiste en pausas repetidas en la respiración durante el sueño, lo que provoca una disminución temporal de la disponibilidad de oxígeno durante la noche. Estas interrupciones pueden provocar sueño intranquilo, fatiga diurna y, en casos más graves, tensión cardiovascular. Además de los problemas respiratorios, factores del estilo de vida como el estrés crónico, el sedentarismo y las dietas ricas en azúcares refinados también pueden afectar negativamente la circulación del oxígeno. El estrés provoca una respiración superficial y rápida, lo que limita la ingesta de oxígeno. Los malos hábitos alimenticios, especialmente aquellos que carecen de nutrientes esenciales como hierro, vitamina B12, vitamina C y folato, reducen la capacidad del cuerpo para producir glóbulos rojos sanos o mantener un equilibrio adecuado del pH sanguíneo, ambos cruciales para un suministro eficiente de oxígeno.